TIERRA DE INFANCIA-CLAUDIA LARS
En este numeral se me ocurrieron algunos títulos de grandes novelas, o de libros filosóficos, pero creo que llegada la vejez (época que sinceramente no creo alcanzar) uno no quiere leer esas cosas, sino que vive de la añoranza de lo que ya no se tiene, juventud y niñez sobre todo. Por eso pensé en este librito de cuentos, de historias, de recuerdos. Escrito tan bellamente por Claudia Lars, este libro es un reflejo de cómo vemos el mundo de nuestra niñez desde los ojos adultos, pero siempre guardando la inocencia de aquellos años.
Particularmente estas historias me hacen soñar y recordar. Siento que al hablar de la vieja casa familiar; el gran patriarca de la familia, el abuelo; el padre de otras tierras (aunque mi papá es salvadoreño lleva treinta años fuera del país así que para mí fue como si fuera extranjero) todo esos elementos resonaban en mi mente y aún lo hacen.
Imaginar tener esas sensaciones en mi vejez, se siente bello, leer este libro de nuevo será algo maravilloso cuando ya sólo tenga la imaginación para darle vida.
Entre los cuentos admirables de esta colección están:
La casa
Se llamaba Patricio
La ciudad de Sonsonate
Chabela Tacuátzin
Los cheles
Tío Antonino
La virgen era una indita
Hablando con mi madre
Cada relato es una joya de relato, con estilo sencillo y ameno, una claridad de prosa, una fineza de lenguaje que hacen de este librito, una verdadera experiencia de paz y añoranza.
En este numeral se me ocurrieron algunos títulos de grandes novelas, o de libros filosóficos, pero creo que llegada la vejez (época que sinceramente no creo alcanzar) uno no quiere leer esas cosas, sino que vive de la añoranza de lo que ya no se tiene, juventud y niñez sobre todo. Por eso pensé en este librito de cuentos, de historias, de recuerdos. Escrito tan bellamente por Claudia Lars, este libro es un reflejo de cómo vemos el mundo de nuestra niñez desde los ojos adultos, pero siempre guardando la inocencia de aquellos años.
Particularmente estas historias me hacen soñar y recordar. Siento que al hablar de la vieja casa familiar; el gran patriarca de la familia, el abuelo; el padre de otras tierras (aunque mi papá es salvadoreño lleva treinta años fuera del país así que para mí fue como si fuera extranjero) todo esos elementos resonaban en mi mente y aún lo hacen.
Imaginar tener esas sensaciones en mi vejez, se siente bello, leer este libro de nuevo será algo maravilloso cuando ya sólo tenga la imaginación para darle vida.
Entre los cuentos admirables de esta colección están:
La casa
Se llamaba Patricio
La ciudad de Sonsonate
Chabela Tacuátzin
Los cheles
Tío Antonino
La virgen era una indita
Hablando con mi madre
Cada relato es una joya de relato, con estilo sencillo y ameno, una claridad de prosa, una fineza de lenguaje que hacen de este librito, una verdadera experiencia de paz y añoranza.
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