La parada de buses estaba relativamente vacía, la h0ra pico del tráfico había pasado y los autobuses y coasters se estacionaban una eternidad mientras esperaban llenar sus solitarios asientos. Había unas cuantas personas ahí, gente común que esperaba viajar por múltiples razones; ahí estaba la clásica pareja que se comían esperando el transporte, la señora con las bolsas de las compras y el hombre con ropa formal, maletín y rostro decepcionado que podía ser el cártel del desempleo. Todos ellos sólo miraban pasar el tiempo como eligiendo el vehículo más adecuado, con mejor música o cualquier tontería de esas.
De entre todos ellos sólo había uno que no deseaba estar ahí.
El joven miró su reloj, eran un poco pasadas las 2 de la tarde, había llegado temprano, su "jefe" le dijo que llegara a las 3, pero quiso llegar temprano para pensar...
¿Pensar, qué? no importaba que tuviera una hora o una semana, inevitablemente debía tomar la decisión, ¿Y qué otra decisión le quedaba? Él importaba poco, pero su abuela, su hermanito, qué...
El tiempo pasa rápido, inmisericorde, arrastrándo nuestros sueños, esperanzas, miedos y oportunidades. El joven lo supo porque en un momento vio a su "jefe" caminar hacia él, debía ser la hora. Ahí venía, quien había cuidado de él todo ese tiempo desde que sus padres se habían marchado al extranjero para darle mejor vida. Claro, el dinero siempre llegaba, pero los billetes, las cosas y los lujos no pueden alejar la soledad que uno siente la mayor parte del tiempo, por eso busco al "grupo", y su "jefe" le recibió, le cuidó y le enseñó a sobrevivir. Todo estaba bien, un trabajito aquí, otro allá, lejos sin comprometerse, justo como vender dvd's piratas en el centro, algo que se mueve solo. Pero hacía una semana que el "jefe" le dijo que era hora de su graduación y de dejar los juegos para ser un verdadero "hombre". Entonces le dijo. Al oírlo se quedó extrañado, nunca pensó que le pedirían algo así, esas cosas les pasaban a otros, él tenía una vida fuera del "grupo", estudiaba, tenía compañeros con los que podía ser joven como cualquiera, tenía una novia que no sabía nada de esa otra vida que llevaba. Pero no, el "jefe" le dijo entre serio y sonriente que debía hacerse, pasando rápido a una velada amenaza.
El joven vió que su "jefe" se detuvo, habló con un motorista de un bus destartalado y luego le hizo señas, él se acercó, el "jefe" le pasó el "paquete" e imperceptiblemente le señaló a una coaster que estaba estacionada atrás del bus. Él le dirigió una última mirada, como diciendo, realmente debo hacerlo, a lo cual su "jefe" sólo enseñó los dientes en un remedo de sonrisa. Empezó a caminar, lento, pesado, como si sus pies fueran más inteligentes que su mente, en eso, vió que llegaban a la parada dos compañeros de su colegio, lo vieron, lo saludaron, hasta ahora él no sabe que cara hizo, pero éllos entendieron y se apartaron haciéndose los desentendidos. Él hizó el ademán de volverse, pero sabía que se toparía con los ojos fríos de su "jefe", siguió andando, ahora más aprisa, quería terminar ya, irse ya, abandonar su "vida normal" ya.........................
Cuando pudo calmarse, se dió cuenta que iba en el bus destartalado, a buena velocidad y con su "jefe" a la par, el transporte estaba casi vacío y la gente no los miraba. Sus manos le temblaban. ¿Ya había pasado? ¿Fue real? Su "jefe" le daba palmaditas, lo felicitaba y le decía que así eran las cosas, "sencillas", un par de veces más y será de lo más normal. Él no supo que decir, no supo que hacer, sólo deseo que nunca una vida humana le llegase a importar tan poco como a su "jefe"
De entre todos ellos sólo había uno que no deseaba estar ahí.
El joven miró su reloj, eran un poco pasadas las 2 de la tarde, había llegado temprano, su "jefe" le dijo que llegara a las 3, pero quiso llegar temprano para pensar...
¿Pensar, qué? no importaba que tuviera una hora o una semana, inevitablemente debía tomar la decisión, ¿Y qué otra decisión le quedaba? Él importaba poco, pero su abuela, su hermanito, qué...
El tiempo pasa rápido, inmisericorde, arrastrándo nuestros sueños, esperanzas, miedos y oportunidades. El joven lo supo porque en un momento vio a su "jefe" caminar hacia él, debía ser la hora. Ahí venía, quien había cuidado de él todo ese tiempo desde que sus padres se habían marchado al extranjero para darle mejor vida. Claro, el dinero siempre llegaba, pero los billetes, las cosas y los lujos no pueden alejar la soledad que uno siente la mayor parte del tiempo, por eso busco al "grupo", y su "jefe" le recibió, le cuidó y le enseñó a sobrevivir. Todo estaba bien, un trabajito aquí, otro allá, lejos sin comprometerse, justo como vender dvd's piratas en el centro, algo que se mueve solo. Pero hacía una semana que el "jefe" le dijo que era hora de su graduación y de dejar los juegos para ser un verdadero "hombre". Entonces le dijo. Al oírlo se quedó extrañado, nunca pensó que le pedirían algo así, esas cosas les pasaban a otros, él tenía una vida fuera del "grupo", estudiaba, tenía compañeros con los que podía ser joven como cualquiera, tenía una novia que no sabía nada de esa otra vida que llevaba. Pero no, el "jefe" le dijo entre serio y sonriente que debía hacerse, pasando rápido a una velada amenaza.
El joven vió que su "jefe" se detuvo, habló con un motorista de un bus destartalado y luego le hizo señas, él se acercó, el "jefe" le pasó el "paquete" e imperceptiblemente le señaló a una coaster que estaba estacionada atrás del bus. Él le dirigió una última mirada, como diciendo, realmente debo hacerlo, a lo cual su "jefe" sólo enseñó los dientes en un remedo de sonrisa. Empezó a caminar, lento, pesado, como si sus pies fueran más inteligentes que su mente, en eso, vió que llegaban a la parada dos compañeros de su colegio, lo vieron, lo saludaron, hasta ahora él no sabe que cara hizo, pero éllos entendieron y se apartaron haciéndose los desentendidos. Él hizó el ademán de volverse, pero sabía que se toparía con los ojos fríos de su "jefe", siguió andando, ahora más aprisa, quería terminar ya, irse ya, abandonar su "vida normal" ya.........................
Cuando pudo calmarse, se dió cuenta que iba en el bus destartalado, a buena velocidad y con su "jefe" a la par, el transporte estaba casi vacío y la gente no los miraba. Sus manos le temblaban. ¿Ya había pasado? ¿Fue real? Su "jefe" le daba palmaditas, lo felicitaba y le decía que así eran las cosas, "sencillas", un par de veces más y será de lo más normal. Él no supo que decir, no supo que hacer, sólo deseo que nunca una vida humana le llegase a importar tan poco como a su "jefe"
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