Aclarado este punto tan curioso, es digno hacer una mención de este evento. Tanto por su importancia histórica, el primer movimiento social de obreros que triunfó derrocando a un gobierno establecido; como por sus efectos en el tiempo, sobre todo en latinoamérica, donde surgieron decenas de movimientos armados inspirados por esta misma revolución.
Pero, primero, antecedentes: En la Rusia de ese año, habían ocurrido muchas cosas, la primera fue una revolución, pero en este caso, la típica revolución impulsada por el ala "progresista" de la naciente burguesía de San Petersburgo y Moscú. Una insurrección impulsada por la crisis económica y social que provocó el mal papel que tenía el ejército ruso en la Gran Guerra, perdiendo contra el imperio Alemán.
El clima de descontento, el hambre, los desertores, llevaron al fin del gobierno del Zar Nicolás II, terminando con la dinastía Romanov que gobernó Rusia desde el siglo XVII. La revolución de febrero (marzo en nuestro calendario) se hizo con múltiples sectores de la sociedad rusa, desde los monárquicos constitucionales hasta los más radicales. Entre éstos últimos se hallaban los bolcheviques, cuyo líder Vladimir Illich Ulianov (conocido en la clandestinidad como Lenin) mantenía un ideario marxista.
Con este caleidoscopio político se formó un gobierno provisional dirigido por Kérensky (1881 - 1970) que estableció la república, buscó continuar con la Guerra, e intentó moderar entre las distintas facciones que se iban formando en las elecciones para la Duma (parlamento)
Creo que el principal error del gobierno de Kérensky fue continuar con la guerra, seguramente por presiones de las potencias europeas, Inglaterra y Francia, que no deseaban perder a un aliado contra Alemania, que en ese momento aún tenía posiciones fuertes. Al continuar en un conflicto que los aventajaba en potencia, armamento y tecnología, el gobierno provisional perpetuó las derrotas del ejército ruso y aumentó la cantidad de desertores que volvían a San Petersburgo (llamado en esa época Petrogrado) a vivir en la miseria y la escasez, común a toda Rusia en esos meses.
Tal ambiente de descontento y frustración de un pueblo que creía que con los nuevos gobernantes las cosas mejorarían, permitió el rápido crecimiento de movimientos de izquierda. Además del ya mencionado grupo bolchevique (palabra que hace referencia a tener un apoyo de la mayoría), también existía y tenía sus adeptos importantes el grupo menchevique (miembros de una minoría moderada de la izquierda). Ambos grupos empezaron a ganar poder e influencia en la Duma.
Lenin tenía una formación muy cuidad y autodidacta, había leído las obras de Marx y Engels y creía firmemente que su Rusia estaba lista para la dictadura del proletariado y establecer el socialismo, primero, y luego la sociedad comunista tal como se presagiaba en el Manifiesto Comunista y el Capital. El partido bolchevique tenía clara la visión de su líder y trabajaba para ello. Tenían unos comités que llamaron Soviet (agrupación de obreros y soldados simpatizantes de la revolución)
Las oportunidad llegó a finales de octubre (principios de noviembre) cuando la impopularidad del gobierno provisional alcanzó un punto máximo entre los obreros, campesinos y soldados de Petrogrado.
El movimiento revolucionario dirigido por los bolcheviques obtuvo un triunfo rápido y casi incruento, cuando la guarnición de 10000 soldados de las fortalezas Pedro y Pablo se les unió y tomaron la ciudad y sitiaron el Palacio de Invierno, antigua sede de los zares y, en ese momento, sede del Gobierno provisional.
La resistencia de Kérensky y sus aliados terminó al día siguiente. Para el 25 de Octubre (7 de noviembre de nuestro calendario) los bolcheviques habían tomado el poder y circulaban por la ciudad unas hojas sueltas con el siguiente mensaje para la población:
"¡Ciudadanos de Rusia!
El Gobierno Provisional ha sido derrocado. El poder ha pasado a manos del Comité Revolucionario. Órgano del Soviet de Diputados Obreros y Soldados de Petrogrado que se encuentra a la cabeza del proletariado y de la guarnición Petrogrado.
La causa por la que el pueblo se ha lanzado a la lucha-proposición inmediata de una paz democrática, abolición de la gran propiedad de la tierra, control de la producción por los trabajadores, creación de un gobierno soviético -ha triunfado definitivamente.
¡Viva la revolución de los obreros, soldados y campesinos!
El Comité Revolucionario del Soviet de Diputados Obreros y Soldados de Petrogrado."
(Citado de Diez días que conmovieron al mundo por John Reed)
Como puede verse en esta proclama se incluye, de forma directa y sencilla, el programa de un gobierno socialista y se busca cumplir uno de los mayores anhelos del pueblo ruso de esos días, la concreción de la paz.
Luego de ésto comenzó la lucha política porque el grupo bolchevique se consolidará como la principal fuerza, luego la única, del nuevo gobierno revolucionario. Los reaccionarios fueron ilegalizados, y los mencheviques fueron cada vez más dejados de lado, disminuyendo su relevancia en el nuevo status quo.
El triunfo del bolchevismo llevó a la paz del tratado de Brest-Litovsk con Alemania, algo que fue visto como traición por parte de las potencias aliadas (algo que inició la animadversión del occidente hacia lo bolchevique, lo ruso, lo revolucionario y que maduraría con la futura Guerra Fría) Luego vino la consecuente reorganización de la sociedad rusa. y la creación de la Unión de República Socialista Soviética (URSS)
Ahora bien, todo esto cobró una importancia capital para la historia del mundo, y en especial de latinoamérica, porque la Revolución Rusa terminó inspirando y promoviendo movimientos similares en muchas naciones, pero que hallaron su principal caldo de cultivo en América Latina (debido, sobretodo, a sus condiciones de miseria, pobreza y regímenes poco o nada democráticos) Entre los años 60s y 70s crecieron los movimientos de izquierda, que tomaban el ideario bolchevique y tenían a Cuba (la otra revolución triunfante) como modelo a seguir.
Y en esto último, quizás, se halla el principal error de la izquierda latina, su falta de originalidad. La mayor parte de revolucionarios en México, Perú, Nicaragua, El Salvador, Colombia, etc., no leyeron ni reflexionaron verdaderamente a los autores clásicos del socialismo científico (Marx y Engels) quizás los manuales de divulgación editados desde la URSS, pero más que todo, leían los manuales cubanos, de Fidel y del Che (en especial su libro: Guerra de guerrillas, que se tomaba como un ideario y receta para lograr el socialismo en cualquier país latino)
Como puede verse los revolucionarios latinoamericanos terminaron copiando un modo de hacer la revolución (cubana) que de por sí ya era una adaptación de otro modo de alcanzar la victoria del proletariado (rusa) en ambos casos, los diferentes movimientos guerrilleros esperaban que en sus países se cumplieran las condiciones, tanto sociales, económicas, políticas como de organización obrera, para que el movimiento triunfara en dicho país. Y esto se volvía una receta, un manual de diez pasos, para que se aplicará en cualquier latitud y se creía en que así ocurriría, llevando al mito de la inevitabilidad del socialismo a extremos cómicos. La izquierda latinoamericana estaba segura de su triunfo y así aleccionaba a sus seguidores, que la caída del sistema capitalista era inevitable e inminente y seguían su "manual". El caso del Partido comunista salvadoreño a finales de los 70s es un claro ejemplos de esta visión. El PCS se negaba a participar en la lucha armada abierta contra la dictadura militar de esos años, como lo hacían otros grupos como su escisión las FPL y el ERP, y su negativa correspondía a la creencia teórica que El Salvador aún no estaba "maduro" para la lucha revolucionaria como lo señalaban "el método soviético y el método cubano", se tuvo que lograr la presión de la unidad de los demás movimientos guerrilleros y la posibilidad de quedar al margen de la lucha para que el PCS formará parte de lo que sería el FMLN.
Otro caso donde la previsiones de los "manuales soviéticos y cubanos" falló, fue en el intento de establecer un grupo guerrillero en Bolivia, y ni la presencia ni liderazgo del legendario Che Guevara pudo evitar el fracaso de dicha tentativa, debido a que no se pudo repetir la experiencia cubana en el país sudamericano.
Tuvo que llegar el fin de la Guerra Fría y la disolución de la URSS para que la búsqueda por una victoria del socialismo cesara, al menos por esos años, ya que vivimos un renacer del socialismo, en una nueva modalidad, el Chavismo, que era una actualización del ideario cubano, con tintes bolivarianos y de nacionalismo. Del mismo ya estamos viviendo, quizás, sus últimos años, desgastado por su marcado mesianismo, y sin su líder, su crecimiento se ha desvirtuado cada vez más. Pero aún así la estela de la Revolución rusa se sigue sintiendo en su primer centenario, y lo hará por mucho tiempo más, con seguridad. Por eso es oportuna la reflexión.
El movimiento revolucionario dirigido por los bolcheviques obtuvo un triunfo rápido y casi incruento, cuando la guarnición de 10000 soldados de las fortalezas Pedro y Pablo se les unió y tomaron la ciudad y sitiaron el Palacio de Invierno, antigua sede de los zares y, en ese momento, sede del Gobierno provisional.
La resistencia de Kérensky y sus aliados terminó al día siguiente. Para el 25 de Octubre (7 de noviembre de nuestro calendario) los bolcheviques habían tomado el poder y circulaban por la ciudad unas hojas sueltas con el siguiente mensaje para la población:
"¡Ciudadanos de Rusia!
El Gobierno Provisional ha sido derrocado. El poder ha pasado a manos del Comité Revolucionario. Órgano del Soviet de Diputados Obreros y Soldados de Petrogrado que se encuentra a la cabeza del proletariado y de la guarnición Petrogrado.
La causa por la que el pueblo se ha lanzado a la lucha-proposición inmediata de una paz democrática, abolición de la gran propiedad de la tierra, control de la producción por los trabajadores, creación de un gobierno soviético -ha triunfado definitivamente.
¡Viva la revolución de los obreros, soldados y campesinos!
El Comité Revolucionario del Soviet de Diputados Obreros y Soldados de Petrogrado."
(Citado de Diez días que conmovieron al mundo por John Reed)
Como puede verse en esta proclama se incluye, de forma directa y sencilla, el programa de un gobierno socialista y se busca cumplir uno de los mayores anhelos del pueblo ruso de esos días, la concreción de la paz.
Luego de ésto comenzó la lucha política porque el grupo bolchevique se consolidará como la principal fuerza, luego la única, del nuevo gobierno revolucionario. Los reaccionarios fueron ilegalizados, y los mencheviques fueron cada vez más dejados de lado, disminuyendo su relevancia en el nuevo status quo.
El triunfo del bolchevismo llevó a la paz del tratado de Brest-Litovsk con Alemania, algo que fue visto como traición por parte de las potencias aliadas (algo que inició la animadversión del occidente hacia lo bolchevique, lo ruso, lo revolucionario y que maduraría con la futura Guerra Fría) Luego vino la consecuente reorganización de la sociedad rusa. y la creación de la Unión de República Socialista Soviética (URSS)
Ahora bien, todo esto cobró una importancia capital para la historia del mundo, y en especial de latinoamérica, porque la Revolución Rusa terminó inspirando y promoviendo movimientos similares en muchas naciones, pero que hallaron su principal caldo de cultivo en América Latina (debido, sobretodo, a sus condiciones de miseria, pobreza y regímenes poco o nada democráticos) Entre los años 60s y 70s crecieron los movimientos de izquierda, que tomaban el ideario bolchevique y tenían a Cuba (la otra revolución triunfante) como modelo a seguir.
Y en esto último, quizás, se halla el principal error de la izquierda latina, su falta de originalidad. La mayor parte de revolucionarios en México, Perú, Nicaragua, El Salvador, Colombia, etc., no leyeron ni reflexionaron verdaderamente a los autores clásicos del socialismo científico (Marx y Engels) quizás los manuales de divulgación editados desde la URSS, pero más que todo, leían los manuales cubanos, de Fidel y del Che (en especial su libro: Guerra de guerrillas, que se tomaba como un ideario y receta para lograr el socialismo en cualquier país latino)
Como puede verse los revolucionarios latinoamericanos terminaron copiando un modo de hacer la revolución (cubana) que de por sí ya era una adaptación de otro modo de alcanzar la victoria del proletariado (rusa) en ambos casos, los diferentes movimientos guerrilleros esperaban que en sus países se cumplieran las condiciones, tanto sociales, económicas, políticas como de organización obrera, para que el movimiento triunfara en dicho país. Y esto se volvía una receta, un manual de diez pasos, para que se aplicará en cualquier latitud y se creía en que así ocurriría, llevando al mito de la inevitabilidad del socialismo a extremos cómicos. La izquierda latinoamericana estaba segura de su triunfo y así aleccionaba a sus seguidores, que la caída del sistema capitalista era inevitable e inminente y seguían su "manual". El caso del Partido comunista salvadoreño a finales de los 70s es un claro ejemplos de esta visión. El PCS se negaba a participar en la lucha armada abierta contra la dictadura militar de esos años, como lo hacían otros grupos como su escisión las FPL y el ERP, y su negativa correspondía a la creencia teórica que El Salvador aún no estaba "maduro" para la lucha revolucionaria como lo señalaban "el método soviético y el método cubano", se tuvo que lograr la presión de la unidad de los demás movimientos guerrilleros y la posibilidad de quedar al margen de la lucha para que el PCS formará parte de lo que sería el FMLN.
Otro caso donde la previsiones de los "manuales soviéticos y cubanos" falló, fue en el intento de establecer un grupo guerrillero en Bolivia, y ni la presencia ni liderazgo del legendario Che Guevara pudo evitar el fracaso de dicha tentativa, debido a que no se pudo repetir la experiencia cubana en el país sudamericano.
Tuvo que llegar el fin de la Guerra Fría y la disolución de la URSS para que la búsqueda por una victoria del socialismo cesara, al menos por esos años, ya que vivimos un renacer del socialismo, en una nueva modalidad, el Chavismo, que era una actualización del ideario cubano, con tintes bolivarianos y de nacionalismo. Del mismo ya estamos viviendo, quizás, sus últimos años, desgastado por su marcado mesianismo, y sin su líder, su crecimiento se ha desvirtuado cada vez más. Pero aún así la estela de la Revolución rusa se sigue sintiendo en su primer centenario, y lo hará por mucho tiempo más, con seguridad. Por eso es oportuna la reflexión.
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