Aunque ya pasaron varias semanas de la entrega de los premios de la Academia de artes y ciencias cinematográficas (los Oscars) como hice el año pasado, me puse a ver todas las nominadas a mejor película. Gracias al internet pude ir viendo cada film y elaborar un breve comentario a cada una, ya en perspectiva conociendo a la ganadora, . Estos comentarios no se dividirán por cada film, sino más bien iremos hilvanando las ideas en un solo discurso que, esperamos, sea coherente.
Empezando justo ahí. El premio. Si la Academia premiara el arte del cine, de contar historias usando el celuloide la mejor película que debieron premiar estaría entre Tár, Ellas hablan o en todo caso Sin novedad en el frente, porque su construcción, sus planos y su historia son de una belleza tales, de un impacto visual que representan de las cosas buenas que el cine, los cineastas, aún saben hacer.
Pero presentemos las películas primero:
EVERYTHING EVERYWHERE ALL AT ONCE (TODO A LA VEZ EN TODAS PARTES AL MISMO TIEMPO) Dirigida por Dan Kwan, Daniel Scheinert
ALL QUIET ON THE WESTERN FRONT (SIN NOVEDAD EN EL FRENTE) dirigida por Edward Berger
AVATAR: THE WAY OF WATER (AVATAR EL CAMINO DEL AGUA) dirigida por James Cameron
THE BANSHEES OF INISHERIN (ESPÍRITUS DE LA ISLA) dirigida por Martin McDonagh
ELVIS dirigida por Baz Luhrmann
THE FABELMANS dirigida por Steven Spielberg
TÁR dirigida por Todd Field
TOP GUN: MAVERICK dirigida por Joseph Kosinski
TRIANGLE OF SADNESS (EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA) dirigida por Ruben Ostlund
WOMEN TALKING (ELLAS HABLAN) dirigida por Sarah Polley
Ahora bien, la que fue la ganadora, Todo a la vez, en todas partes, al mismo tiempo, es una digna triunfadora, desde el punto de vista que es una película de ciencia ficción, con conceptos bastante complejos que no menosprecia a su público, sino más bien le reta a entenderla. Que un film de género triunfe en los Oscar, tan acostumbrados al melodrama o la épica, es refrescante para la industria.
Quizás de las nominadas, con la que menos me identifiqué fue Los Fabelmans, a pesar que es fascinante sondear en la historia de uno de los mejores cineastas vivos (y seguramente de la historia) como es Spielberg, no deja de ser un drama común y visto ya muchas veces. Eso sí, su factura es de un clasicismo bello y las actuaciones son correctas. Pero personalmente no me emocionó mucho ni siquiera la actuación de Michelle Williams (exagerada su nominación), ya es más apreciable el papel de Gabriel LaBelle como el chico que resuelve sus traumas y su crecimiento a través del ojo de la cámara, trasunto del cineasta Spielberg. Y ese final con el maestro John Ford será, seguro, lo que más se recuerde de toda la cinta con el tiempo.
El triángulo de la tristeza es curiosa por algo metacinematográfico. El film nos enseña la obvia frivolidad y bajeza moral de modelos e influencer en un mundo materialista de cabo a rabo. Aunque también, sobre todo en la isla, nos dice que cuando la jerarquía de poder cambia, los humildes también son muy capaces de actos reprobables (medio justificados por el trato recibido, pero igual no dejan de ser condenables) En cuanto a lo que la vuelve curiosa es que en la sociedad uno puede darse cuenta que todos sabemos que gente como modelos o influencers de redes sociales son, algunos, mezquinos, hipócritas y abusivos con la mísera porción de poder que se les da. La escena en el restorán donde el director nos lanza a la cara la bajeza moral de los protagonistas por el simple hecho de quien paga la cena, progresismo disfrazando un utilitarismo barato. Todo el arco de la isla y (en eso se parece mucho a otras películas) como los humanos sin la regla social se vuelven a lo primitivo, al más apto, sin importar rangos o dinero. El punto del que quiero reflexionar es que de todos es conocida esta realidad de frivolidad burda, pero aún así, la gente que se dedica a dichas profesiones siguen siendo admiradas, siguen generando dinero para la industria y siguen ganándose la vida a través de falacias muy conocidas. ¿Por qué es eso? ¿Por qué sigue ocurriendo? Queda este film, como otros, como un argumento de que todo eso sigue pasando no por desconocimiento.
Justo lo mismo ocurre con la película bélica, Sin novedad en el frente, tercer film que adapta la novela homónima del autor alemán Erich Maria Remarque, un argumento contundentemente antibélico. Nos presenta el absurdo, el sinsentido de la guerra que afecta sobre todo a los soldados, jóvenes que llegan con valores, falsas esperanzas, y patriotismo a los campos de batalla para chocar con la sinrazón humana. La mayor estupidez de la civilización, que siempre se ha disfrazado de heroísmo y epicidad, cuando la realidad es morir en el lodo y la inmundicia por un objetivo pueril y obedeciendo a generales y políticos que se hallan en oficinas y salones lujosos viendo la guerra a través de mapas, líneas y signos. El mensaje antibélico siempre está presenta en toda buena película de guerra, aquellas que son panfletos en pro de algún ejército o ideología son olvidadas por el tiempo. Todos sabemos que la guerra es una tontería completa, pero sigue promoviéndose, sigue utilizándose como recurso en la política internacional. En el actual conflicto Rusia-Ucrania aún siguen vendiéndonos la idea de buenos o malos, de causa justa de unos u otros, cuando esa realidad de jóvenes muriendo por políticos que descansan en sus oficinas es ahora más real que nunca. Aparte de esto, Sin novedad en el frente tiene unas bellas imágenes, que a la vez son crudas.
Elvis es un gran biopic sobre el rey del rock and roll, su ritmo es trepidante y sus imágenes casi te ahogan. Quizás haya muchas demonización del coronel Parker y mucho lavado de cara de Elvis casi como una víctima, pero la cinta entretiene y mucho y una muestra del genio de Elvis es que prácticamente toda las canciones del film son archiconocidas y mega éxitos. Pero las virtudes de la película están en su protagonista, que absorbe al músico de una forma memorable y en el mencionado ritmo, vertiginoso, rocambolesco, barroca en varios puntos. Es a la vez presentación y veneración a Elvis y su legado musical. Admirable el trabajo actoral de Austin Butler en su encarnación de una figura tan legendaria, da la talla con creces. Tom Hanks como el coronel llega a ser un malo quizás demasiado malo.
Tár es una genialidad, un guión súper inteligente que reta al espectador a unir algunos puntos y luego mostrarle si acertó. Con diálogos complejos, que no claudican buscando la aceptación fácil del oyente, sino que lanzan información rebuscada y díficil sin más. ¿No entiende la referencia? pues busquela. Me encantó la escena de la directora con un estudiante de música que prejuzga y condena a los músicos clásicos aplicándoles estándares actuales de moralidad. En ese momento, la protagonista (enorme Cate Blanchett) se muestra como heroína contra la cultura de la cancelación absurda. Pero luego el guión da un giro y empiezas a ver al personaje desde una óptica más oscura. Valiente la decisión de colocar tales actos en una mujer lgbti, lo fácil sería con un hombre heterosexual. Quizás por eso la película no tuvo mucha repercusión en ciertos círculos pues no va acorde al discurso de víctimas y victimarios que es más común.Inteligente el guión que nos da las escenas justas y premia al espectador que se fija en los detalles, pero también al que no capta regalándole una sorpresa.
Top Gun Maverick, es una película pura de entretenimiento, y no necesita más. Llenas de clichés y con los lugares comunes del género esta hecha con un mimo increíble, es como un film noventero pero con los efectos visuales actuales. Tom Cruise consigue revivir y actualizar el espíritu de aventura y acción de los 90s, siendo lo minimamente inclusivo que estos tiempos exigen para evitar la cancelación y centrándose no en eso, sino en la emoción, en el crecimiento de los personajes, en la misión que logra atrapar al espectador que termina pendiente si se logrará o no, aunque ya sepa el desenlace. Sus poco más de 2 horas se pasan volando, y aunque es una secuela muy tardía prácticamente funciona sin su original. La experiencia de este film es una pequeña justificante de la existencia del cine como un lugar donde se puede disfrutar de algo que ni la televisión ni el streaming pueden ofrecer aún. En un mundo donde el público pudiese votar en estos premios, Top Gun Maverick claramente habría estado cerca ganar.
Avatar 2, el camino del agua es un espectáculo visual, arte digital en la pantalla, nunca un mundo alienígena había sido presentado tan verazmente en el cine. Eso es Avatar. Y nada más. Su guión es simplón, y las actuaciones, a través de la captura de movimiento y el CGI apenas correctas. Es curioso como los grupos progres no vean y por ende ataquen, la postura colonialista de la película, presente desde la original de 2009. Un extranjero, un foráneo puede ser mejor nativo que los nativos. Simple. Jack Sully puede que haya aprendido las costumbres na´vi hace solo unos meses para ya logra ser el mejor guerrero de esa generación. Y en esta segunda parte igual, los hijos de Sully que no conocen la cultura de metkayina del arrecife, pero ya se conectan mejor a la naturaleza y a las especies que los rodean. En el fondo está el principio que el colonizador es mejor haciendo las cosas que los lugareños, estereotipo de cowboys rastreando mejor que los apaches o que migrantes estadounidenses son mejores en artes marciales que los otros japoneses del Dojo. Un espectáculo grandioso digno de las salas de cine pero que se olvida en poco tiempo y solo nos quedan alguna imagen que asociamos más a National Geographic que al cine de aventuras.
Los espíritus de la isla es una película con una fotografía hermosa, que plantea los extremos de una situación cotidiana, revelándonos que en lo más común pueden ocurrir sinsentidos trágicos pero llenos de humanidad. Los personajes están maravillosamente interpretados, mostrando ese muro, esa distancia que nace entre dos amigos, simplemente porque sí. Tanto Padraic (un gran Colin Farrell) como Colm (siempre excelente Brendan Gleeson) solo buscan mejorar sus vidas aunque en sentidos diametralmente opuestos pero que les lleva a un desenlace tan vacío como el inicio. The banshees of Inisherin es más una reflexión interna, un monólogo para alcanzar una reflexión que debimos tener hace mucho, pero que no nos da respuestas, no nos allana el camino, solo abre la puerta y casi te empuja hacia afuera (o dentro) Un film que se queda contigo mucho después de terminar de verlo, y no de manera muy feliz pero no por eso menos bello.
Pero si hablamos de belleza, casi poética, y más bella aún por su minimalismo se debe hablar de Ellas hablan, una película que ocurre prácticamente en una sola locación, el segundo piso de un granero. Este film nos cuenta un hecho real, muy estilizado pero que en esencia representa los hechos ocurridos que son narrados en la novela homónima de Miriam Toews. Los abusos contra las mujeres en una comunidad de religiosos extremistas. La película se sostiene por el trabajo coral de las actrices que componen en pocos minutos unos personajes complejos y que sientes conocer a pesar que casi no te dicen nada de sus vidas, más allá de su dolor, sufrimiento, indignación y coraje (obligatorio mencionarlas: Rooney Mara, Clarie Foy, Jessie Buckley, Frances McDormand, Judith Ivey etc.) Ellas hablan es CINE, porque muestra más de lo que dice, a pesar de la riqueza de sus diálogos. Y al decir mostrar no lo hace gráficamente, sino más bien de forma sutil, dejando que la mente del espectador complete el atroz cuadro, generando más zozobra aún. Ellas hablan es dura de verse pero es casi una obligación. Harto curioso que los grupos feministas no la abanderen más, quizás por su religiosidad muy marcada, donde Dios o el cristianismo está en todo pero no para condenarlo sin más, sino para sacar lo mejor de ello, incluido mucho del valor y la fuerza que las protagonistas tienen. O porque no condenan a todos lo hombres y ya. Es este discurso no simplista lo que quizás ha alejados a los y las progresistas de este film. Por lo demás es increíble como evoca el espíritu de Doce hombres sin piedad. Justa ganadora al mejor guión adaptado.
Y ahora hablamos de la ganadora, Todo a la vez en todas partes al mismo tiempo. ¿Gane injusto? ¿Progre, inclusivo? No. Es una buena película (habría sido peor que ganara Avatar o los Fabelmans) y en el fondo no es tan progre. Es un film atrevido, valiente y muy imaginativo. Ya quisiera Marvel haber mostrado un multiverso así en su película del Doctor Strange. Aquí la locura de variantes y posibilidades es eso, una locura. Pero, como toda buena ciencia ficción, ese es el empaque que envuelve el verdadero drama, en este caso familiar, una problemática que nos afecta en algún momento a todos. Michelle Yeoh está grandísima en su papel de las múltiples Evelyn, demostrando como detalles en nuestra historia nos vuelve una persona diferente pero que guarda siempre similitudes. Por más variantes que tengamos, siempre hay algo que nos hace nosotros. Y el mejor mensaje de la cinta, la mejor actitud que puedes tomar es la positiva, la que busca salir al encuentro del otro. ¿Cuántos en el mundo menosprecian las actitudes pasivas, los argumentos conciliadores como los de Waymond Wang? y son justas esas acciones que mueven el mundo. Nuestra sociedad nos embadurna hasta el hartazgo que la competitividad, que la actitud agresiva y segura, que el arrojo son las únicas vías para alcanzar sueños y metas, pero aquí, esta historia (fuera de piedras parlantes, donas que representan el mayor vacío de la soledad) nos dice que es mentira, el pensar en el otro tanto como en uno mismo también funciona, también hace que pasen las cosas y de mejor manera, de formas muy creativas. Ya solo por eso, su gane como mejor película del año pasado está merecido.
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