Una opinión meramente personal............................................
El lunes 11 de febrero, el Papa Benedicto XVI, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y Jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, anunció su renuncia para al cargo que ostenta. Esto causo admiración y consternación general, ya que la mayoría personas considera este ministerio de índole religiosa algo para toda la vida, y no creían que se podía renunciar a el.
Desde 1415 un Papa no renunciaba, dando casi 6 siglo para el último acontecimiento similar al que estamos viviendo, una cantidad suficiente de tiempo para generar dudas y teorías conspiránoicas sobre las razones de tal decisión, para muchos, inesperada.
Seiscientos años sin una renuncia papal, da paso a que, tomando en cuenta los increíbles cambios sociales desde aquella época, este acontecimiento sea del todo inédito. Cuando Gregorio XII renunció pudo desaparecer en el anonimato característico de aquel tiempo de las postrimerías de la Edad Media. Pero ahora, Benedicto XVI, por más retirado en un monasterio que se encuentre, no escapará al escrutinio de los medios y será el primer ex-papa ante los medios de comunicación. Las consecuencias de esto son por completo imprevisibles.
Ahora bien, ¿Qué imágen deja esta papado de casi 8 años?, reducirlo a una administración retrograda y ortodoxa, o al desprestigio de los escándalos de abusos sexuales, es simplista e injusto pues, por ejemplo, los casos de los abusos, en su mayoría, ocurrieron durante el pontificado anterior pero vinieron a "explotar" en los medios y los juzgados durante éste.
En cuanto a las medidas ortodoxas, son más fáciles de rastrear en las decisiones contra la Teología de la Liberación que tomó Juan Pablo II, que en la apertura a sacerdotes anglicanos casados que volvieron al seno de la Iglesia con Benedicto XVI.
A Benedicto XVI debería recordársele como un gran pedágogo, no en valde fue profesor universitario por años. En sus homilías, Exhortaciones apostólicas, Cartas, Encíclicas (sobre todo la breve pero bien escrita Deus Caritas Est) y escritos en general, puede verse un estilo muy didáctico, con explicaciones sencillas, ejemplos pedagógicos que van guiando al lector desde los postulados mas simples hasta los conceptos más complejos de la teología. En eso, como opinión personal, considero los escritos de Benedicto XVI muy superiores a los de su predecesor.
En cuanto a su vuelta a la ortodoxia, si fue marcada para aquellos sectores al interior de la Iglesia que llevan las conclusione del Concilio Vaticano II a extremos. Si se pone atención, el actual Papa se ha planteado normas que buscan regresar la solemnidad y el decoro a los actos litúrgicos (cuestión aparte el uso del latín, pero que en última instancia el Concilio no prohibió, y que sigue siendo la lengua de la Iglesia luego de casi dos mil años)
Benedicto XVI ha hecho un papel aceptable como Sumo Pontífice, teniendo que vivir mucho de su ministerio a la sombra de su predecesor. Admito que nunca llego a tener el carisma ni el don de gentes del Papa polaco, pero yo lo considero más sereno, más sencillo en su erudición.
Al final, Benedicto XVI también ha dejado una enseñanza en su renuncia, pues ha marcado el camino de los Cardenales en el próximo Conclave: elegir a una persona con fortaleza espiritual y, sin olvidarlo, fortaleza física para cargar con el peso de tal responsabilidad. En una palabra, Juventud. La Iglesia necesita un líder joven (relativamente hablando, entre los Cardenales tener menos de 55 años es ser un jovencito!) que pueda con este mundo en constante transformación, que toma formas inéditas, y que necesita más que nunca el mensaje ético de salvación que pregona el cristianismo.
¿Tendrá algo que decir el futuro ex-Papa para su sucesor? sería un acontecimiento tan histórico como los que estamos viendo y analizando.
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