Cuanto tiempo ha pasado, y cuanta humanidad hemos perdido, desde que escribí lo último, que ahora aparece como una debilidad, un juego intelectualoide, este país ha vivido lo que ciertas mentes alienadas llaman el 20 j, o la quema de un microbus junto a sus pasajeros en mexicanos, algo indecible, inhumano, estúpido.
Lo peor, además de la gente quemada, los muertos, la niña de meses carbonizada, es que los perpetradores, al menos los que están detenidos acusados de ello, son menores de edad en su mayoría, o sea, "niños" secuestraron el transporte, rociaron gasolina, le prendieron fuego y dispararon en contra de los que querían bajarse. "Niños" se quedaron hasta que el microbus y sus pasajeros ardieron y luego escaparon.
Hasta donde hemos llegado como sociedad si unos "niños" pudieron hacer algo así.
Ahora la discusión estriba en como reducir la violencia; más presencia militar en la calle, la crítica de la derecha política para que se resuelva un problema que ellos tuvieron en germen durante 20 años, de los periodistas y su llamado por la acción, de las iglesias clamando en marchas y campañas de oración y vigilías, y de la empresa privada que quiere ver el resultado sin dar más dinero; y tantas cosas más se han escrito que a la fecha, 18 de julio, casi un mes, ya se va olvidando.
Pero entre todas las reacciones habidas, no hubo espacio para reflexionar como eran las familias de estos jovenes, de estas personas, que fueron capaces de hacer algo que ni los militares más experimentados tendrían la sangre fría de hacer. ¿Qué clase de familia, si la tuvieron, puede producir a personas capaces de tal atrocidad? Deberíamos preguntarnos por los antecedentes de estos jovenes, sus familiares, donde vivían, a que escuela asistieron, tuvieron alguna vez una creencia religiosa, con quienes se criaron. Eso es lo importante.
Pero no.
Discutamos sobre la Biblia en las Escuelas, sobre los Militares en la calle, sobre los nuevos impuestos, sobre la ineficacia partidaria, discutamos de mil cosas pero no de lo importante, estos jovenes son el resultado de algo, y analizando ese algo es como podemos lograr que no se repita una tragedia nacional.
Lo peor, además de la gente quemada, los muertos, la niña de meses carbonizada, es que los perpetradores, al menos los que están detenidos acusados de ello, son menores de edad en su mayoría, o sea, "niños" secuestraron el transporte, rociaron gasolina, le prendieron fuego y dispararon en contra de los que querían bajarse. "Niños" se quedaron hasta que el microbus y sus pasajeros ardieron y luego escaparon.
Hasta donde hemos llegado como sociedad si unos "niños" pudieron hacer algo así.
Ahora la discusión estriba en como reducir la violencia; más presencia militar en la calle, la crítica de la derecha política para que se resuelva un problema que ellos tuvieron en germen durante 20 años, de los periodistas y su llamado por la acción, de las iglesias clamando en marchas y campañas de oración y vigilías, y de la empresa privada que quiere ver el resultado sin dar más dinero; y tantas cosas más se han escrito que a la fecha, 18 de julio, casi un mes, ya se va olvidando.
Pero entre todas las reacciones habidas, no hubo espacio para reflexionar como eran las familias de estos jovenes, de estas personas, que fueron capaces de hacer algo que ni los militares más experimentados tendrían la sangre fría de hacer. ¿Qué clase de familia, si la tuvieron, puede producir a personas capaces de tal atrocidad? Deberíamos preguntarnos por los antecedentes de estos jovenes, sus familiares, donde vivían, a que escuela asistieron, tuvieron alguna vez una creencia religiosa, con quienes se criaron. Eso es lo importante.
Pero no.
Discutamos sobre la Biblia en las Escuelas, sobre los Militares en la calle, sobre los nuevos impuestos, sobre la ineficacia partidaria, discutamos de mil cosas pero no de lo importante, estos jovenes son el resultado de algo, y analizando ese algo es como podemos lograr que no se repita una tragedia nacional.
la educacion efectivamente es importante. y hay que invertir en educacion, y en asuntos sociales hay que invertir mas en ayudas a las familias mas desfavorecidas,
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